martes, 25 de junio de 2019

RESEÑA HISTORICA

Para posibilitar la apropiación del concepto de dignidad humana, es importante partir de  un concepto que tiene un sinnúmero de implicaciones. Sin embargo, a la hora de hablar de los derechos humanos lo más importante es que tenga implicaciones políticas y se estructuren bajo el ordenamiento jurídico de estos. Se les habla entonces de la estructura del estado dada la importancia para cumplir, hacer cumplir y garantizar la promoción de los derechos humanos desde sus diferentes estancias.
Para ello se habla de la estructura del estado iniciando con Thomas Hobbes hablando de la necesidad de crear un padre o un monstruo marino (leviatán) que proteja al hombre de mismo hombre. Mientras los griegos tenían como ideal de vida fortalecerse en los valores, la virtud y el cultivo intelectual, tenían un aparato montado en torno al estado y la democracia. En la edad media y el renacimiento lo básico era conservar la vida, debido al poder absolutista y monarca donde la estructura organizacional tenía una pirámide que les facilitara la concentración del poder de manera que las personas que estaban por debajo es decir esclavos y siervos no tuvieran ninguna posibilidad de acceder al poder , creando desigualdades sociales y rencillas entre las mismas personas donde
muchos de los conflictos terminaban en la muerte ya que no había ninguna presencia del estado. Para Hobbes en el leviatán aducía que “yo como persona le cedo mi derecho a la defensa para que sea este el que asuma el poder en nombre de los ciudadanos. Estas ideas de Hobbes se complementan con tres filósofos más: Rousseau, Voltaire y Montesquieu. Rousseau habla del contrato social. Entender la sociedad como un ente en el cual estamos todos y por lo tanto todos tenemos derecho a participar en ella y en la construcción de la ley, habla de la necesidad y de la importancia el ciudadano común se sienta representado en el poder. Voltaire por su parte habla de la necesidad de separar a la iglesia y el estado ya que así se garantiza la libertad de conciencia, de cultos y que nadie sea perseguido por sus convicciones y menos religiosas. Para este filósofo el estado por un lado y la iglesia por el otro. Montesquieu en su libro el espíritu de las leyes por su parte habla de la división del poder en tres ramas: legislativa, ejecutiva y judicial lo cual aún tenemos en las democracias modernas.
Teniendo esta base del estado se pasa hablar de derechos humanos cuya primera declaración se da tras la revolución francesa enfocándose en la libertad del sujeto. La segunda declaración que se dio en 1948 tras la segunda guerra mundial donde amplía el espectro y ya se habla de derechos sociales, económicos, culturales entre otros. ya no solamente se habla de las libertades del “yo” sino que hay una complementariedad de derechos y la gama se extiende un poco más, dando cuenta de unos derechos que ya no solamente sería entonces un enfoque sobre la libertad sino también en brindar recursos para hacer que esta libertad sea utilizada efectivamente y consumar un proyecto de vida. No hay un derecho más importante que el otro. todos son complementarios, a primera vista se podría decir que es el derecho a la vida, porque es el más básico. Sin embargo, la educación en derechos humanos pretende generar en la persona esa capacidad de pensar y comunicarse y sólo de esta manera se hace válido el derecho a la vida de lo contrario este sería nulo, trascendiendo este derecho fundamental más allá de la naturaleza hasta encontrarse en una dimensión de lo social y cultural. trascendiendo este derecho fundamental más allá de la naturaleza hasta encontrarse en una dimensión de lo social y cultural.
En este escenario se realza la importancia el estado y como este debe obrar con base a los derechos humanos partiendo desde la dignidad como primer racero en el cual debe pensar el estado para formular sus leyes bajo las directrices de los derechos humanos. Partiendo de la base que la dignidad humana es el centro de los derechos humanos puesto que hace referencia a la necesidad de reivindicar el valor intrínseco de cada ser o persona, esta reivindicación cobija a todos los seres humanos por el solo hecho de su condición humana y así entonces nos instala en un plano de igualdad. En todo caso el concepto de dignidad humana el cual tiene una raíz ética, moral, filosófica y hasta religiosa. Cae en el terreno de lo amorfo ya que muchas personas e incluso sociedades podrían tener visiones diferentes acerca de lo que se entiende por este.





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