REFLEXIÓN
La
Educación en derechos humanos es una necesidad fehaciente de la humanidad quien
ha dejado en el estado no solo la responsabilidad de cumplir y hacer cumplir
los derechos sino también de promoverlos, educando a la población y
estableciendo desde la ley general de educación el respeto de los derechos
humanos en especial la vida, en y para la paz, la convivencia y la ciudadanía.
La escuela se convierte en ese mecanismo con el que el estado llegue a sus
ciudadanos inicialmente en la implementación de proyectos pedagógicos de
educación para el ejercicio de los derechos humanos orientados al desarrollo de
competencias ciudadanas y luego con un programa más estructurado que busca
afianzar la educación para el ejercicio de los derechos humanos en la escuela
teniendo como referencia la experiencia internacional. “La educación tendrá por
objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del
respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales; favorecerá la
comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los
grupos étnicos o religiosos, y promoverá el desarrollo de las actividades de
las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz” Declaración Universal de
los Derechos Humanos 2010.
Siendo importante aclarar que en materia de
derechos humanos se deben plantear entonces no solamente como una
responsabilidad del Estado sino como una labor conjunta en la cual la
ciudadanía debe tomar parte activa, aunque el estado tenga el poder de crear
leyes y normas e incluso constreñir al ciudadano para el cumplimiento de los
mismos, es preferible y mucho más efectivo que sea la buena voluntad del
ciudadano la que impere a la hora de cumplir estos cometidos. La
educación en los derechos humanos y una pedagogía para la paz se erigen como
una gran alternativa puesto que por medio de estas el estudiante asume desde
pequeño un respeto por sí mismo, por los demás y por su entorno, de manera tal
que al llegar a la edad adulta no, sea necesario que intervenga el Estado como corrector
de conductas que el futuro ciudadano activo no entronizó desde niño, en otras
palabras, es mucho más eficiente desde todo punto de vista educar en valores,
derechos humanos y una pedagogía para la paz que sancionar al adulto puesto que
allí el estado ha tenido entonces fallas ya que no ha hecho lo posible o lo
necesario para formar ciudadanos íntegros.
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